Delirios de la Noche

"Te adentras en el Reino de los Sueños, tus deseos alimentarán ahora mis pensamientos..."

VETERANOS SOBRE RUEDAS-CAPÍTULO 1: CITROEN ZX

¡¡¡¡HOLA A TODOS CHICOS Y CHICAS!!!!

Sé que llevo la vida sin actualizar este blog y que  esta publicación no tiene nada que ver con la temática que yo elaboro pero la intención en sí es difundir lo máximo posible este vídeo para que la gente disfrute tanto como yo de su visualización y así hacer realidad el proyecto creado por una gran persona.

Así que si me leéis antes de todo echarle un vistazo porque de verdad que no tiene desperdicio y por favor compartidlo ;) ¡¡¡Gracias adelantadas gente!!

https://www.youtube.com/watch?v=15A0hHnOTcY

Echo de menos esos besos

Las puertas del aliento se abrían por última vez para mí y no pude hacer otra cosa que entregarme completamente a ellas. 
Fue un beso de verdad, un beso cálido, el solo roce de sus labios con los míos me hizo temblar mientras las lágrimas acariciaban lentamente mis mejillas…se me cortó la respiración.
 Quise pararlo pero sus labios se aferraban a los míos apasionadamente. En la casa de los sueños durante tanto tiempo vividos, un corazón roto en la entrada de la puerta dejó de latir. Al fin y al cabo razones le quedaban pocas para poder seguir…

Noches con Gyn


La superficie cristalina de la ginebra le devuelve una imagen que no desea ver: la de una mujer sin alma que ha perdido la fe. Sin creencias, sin sueños ni anhleacions cae en los más bajos vicios y pasiones. 

El diablo la tienta, la alcoholiza, la hipnotiza, y de alguna manera la hace sentir viva.
 Elisa muere en medida a lo que bebe para olvidar las penas y las cosas que la hieren.  Toda esperanza en sí ya está perdida, cada vez se escuchan menos los latidos de su vida. 

En el bulevar de los sueños rotos yacía un corazón destrozado, que entre licor y cerveza ahogaba su llanto en los vasos. Gyn la acompaña en su última noche, y ella en su interior sabe que la culpa no es de ella, sino de ese hombre.

No se puede destrozar un corazón y pretender que siga latiendo.


El sexo nos daba el aire cuando el amor nos ahogaba

Siento el frío bajo mi piel por que tú no estás...le pregunto al mar cuándo volverás pero me hallo sola ante el silencio. Llevo tanto tiempo esperándote y recordándote... aún se me hace extraño que ya no estés conmigo ¿qué viste en mí? ¿qué hice yo para merecerte a tí? Te echo de menos y el dolor me desgarra ante tu ausencia.

Estoy perdida en el pasado... aún recuerdo mis labios recorriendo tu piel, cuando se posaban en tu cuello y provocaban el edén. Dulces movimientos ardientes, que acompasados hacían de nuestro lecho un jardín de delicias lleno de caricias desinhibidas. Ardo en deseos de poseerte, de sentirte en mis sábanas de seda, de abrazarte hasta que nunca más pueda. Me estremezco cuando me tocas, sucumbo al placer ante tu boca y ahí muestro mi adicción, me encanta dejarme llevar por tu pasión. Vuelve a desnudarme pero no me dejes.

Pero ya está, ya basta de recordar...tú eres libre y yo también pero no puedo volar.

Hoy he cerrado el cofre de los sueños, de qué me sirve si ahí mis sentimientos son lo único que muevo... ahora por fin mi alma se escapó del cuerpo y ya no tiene dueño, sólo me queda quemar tus recuerdos.

Gritándole al silencio

He vuelto a discutir con él creyendo que esta vez me dejaría, pero insiste en quedarse conmigo. Ya no sé cómo hacérselo entender, que todo ha pasado...que ya estoy bien. Pero ignora mis súplicas y sigue cubriéndome cada vez más.

Me he descubierto a mi misma lanzando gritos al silencio...que me escucha e ignora. Cada día subo el tono de mi voz en nuestras disputas, pero no consigo emitir sonido, no hay nadie para escucharme.
No...él siempre está. Más de una vez he intentado callarlo con algún ruido pero siempre acaba venciendo y haciéndome pensar.
Es ahí cuando en lo más profundo de la soledad abro los ojos ante la realidad y me doy cuenta de que me has arrebatado el alma al dejarme con ese ser. De verdad juro que pensé que no serías tan cruel. Aún así
te echo de menos y me duele pensar que quizás algún día no nos volvamos a encontrar...

Creo que finalmente me he acostumbrado a su compañía leal y fría. Puedo seguir mis pasos y trazar el camino sin mirar atrás, ya no me asusta lo que encuentre al final porque aunque sea en silencio he vuelto a creer en lo que por ahora aún no puedo ver.