
-Te lo he dicho varias veces cielo. No puede seguir aquí.
-Sí que puede.
-Míralo ¿de verdad crees eso?
-Vale, es ya viejo pero le tengo muchísimo cariño. He compartido con él momentos de mi vida que son inolvidables. Así que no te lo vas a llevar.
-Ya cariño, pero observalo ¿realmente opinas que sigue queriendo estar aquí? Mira cómo y dónde está viviendo.
-!Qué más te da! Te pido muy en serio que no te lo lleves.
-Pero no ves que ya no sirve para nada.
-Eso es lo que tú crees.
-No lo hagas más difícil, terminará viniendo conmigo.
-¿Para qué lo quieres tú? Es que no lo entiendo...
-Víctor, tengo paciencia pero esta situación comienza a hartarme.
-¡Estupendo!¡Lárgate!
-No aguanto más. He querido llevármelo por las buenas y tú no has cedido.¡Suéltalo ya!
-Eres una bruta, y además te odio. Al final lo has conseguido...
-No te pongas así, que sólo es un oso de peluche. Además ya vas teniendo una edad como para seguir conservando estas cosas. Que con 25 añitos no es lógico.
-Jamás me entenderás...
Y por más que sean objetos, peluches u otras cosas. Esos detalles nos recuerdan quién somos y que los recuerdos se conservan. Nadie tiene porqué arrebatarnoslos.
Suki